¿Y si no hacemos exámenes?

Esta vez os dejamos con un artículo que un compañero del colectivo, Ricardo González, ha escrito sobre la evaluación sin exámenes, basado es su propia experiencia como docente y desmontando el mito de la obligatoriedad de hacer exámenes para evaluar al alumnado.

¿ Y SI NO HACEMOS EXÁMENES ?
Una experiencia de evaluación sin exámenes

J. Ricardo González Alcocer

La Propuesta
“Uff… No me fío”. “Eso no puede ser”. “No me convence, nunca he hecho eso”, “¿Hay truco?”…
Estas son algunas de las expresiones que mis alumnas del 2º curso del Ciclo de Grado Superior de Educación Infantil expresaron cuando les comuniqué la idea de que en el módulo que les iba a impartir durante un curso podríamos no hacer exámenes.

La propuesta era interesante. Evaluar el módulo (asignatura) a través de un método en el que no hubiese examen. Interesante, sí, pero nueva. Y la novedad da inseguridad, y ante la inseguridad tendemos a aferrarnos a lo que siempre hemos hecho. Y eso a pesar de que durante años no he dejado de oír a alumnos y alumnas quejarse de los exámenes. Con lo cual, la primera sensación era relativamente negativa ante la perspectiva de ser evaluadas sin el instrumento habitual de uno o varios exámenes.

¿Y por qué no lo probamos? Ante la negativa previa, cargada de toda lógica por otra parte, les propongo que probemos, que abramos nuestras mentes a fórmulas diferentes, que piensen todo lo que les hace sufrir la experiencia de los exámenes y hasta qué punto les sirve finalmente para su aprendizaje. Ya, pero entonces ¿cómo sacamos la nota que nos has de poner? Nuevamente otra preocupación lógica. Si no hay examen, ¿de dónde sale la nota? Máxime cuando un buen número de alumnas y alumnos necesitan una nota para acceder a una carrera universitaria. A ello hay que sumar que el sistema educativo presente exige una nota numérica de cada alumno/a que forme parte de su calificación final y el profesorado nos vemos obligados a reflejar en un número todo el trabajo, los esfuerzos, las actitudes, los conocimientos y aprendizajes adquiridos y mostrados por cada uno de nuestros alumnos y alumnas a lo largo de un curso.

El método
Llegamos entonces al momento de explicar en qué consiste el método de evaluación sin exámenes. En primer lugar es preciso aclarar que no existe un método como tal, sino que hay distintas fórmulas de poder evaluar sin centrarse en el clásico modelo del examen. Fórmulas como el trabajo por proyectos o el aprendizaje cooperativo pueden servir de ejemplos. Yo voy a aportar aquí mi experiencia, que puede ser una experiencia más y que es susceptible de variación, modificación, adaptación a la realidad de cada uno de los profesores y profesoras que tenemos la inquietud de buscar otras estrategias a las clásicas dentro de la escuela y la educación. Por tanto no se trata de sentar cátedra, sino de aportar, de buscar otras fórmulas que puedan ayudarnos en esta bella labor que es educar y en la difícil tarea de evaluar.

Habría que partir en este sentido de una idea básica: calificar no es evaluar. Calificar es poner un número o nota a una persona en base a unos criterios o indicadores. La calificación es una valoración cuantitativa que habitualmente sirve para clasificar, descalificar, admitir o excluir a un alumno o alumna por el resultado obtenido en una prueba, test, control o examen, normalmente en base a un ejercicio memorístico. Además, este tipo de evaluación la hace el/la profesor/a que es quien asume la labor de juez y otorga la nota que el alumno o alumna merece en base a sus criterios. Con lo cual parece que evaluar se reduce a examinar.

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